El descubrimiento de la Necrópolis de Carmona sucede a finales del siglo XIX, gracias a la iniciativa de Juan Fernández López y del arqueólogo inglés Jorge Bonsor.
La Necrópolis se data en torno al siglo I. En esta época, el ritual de enterramiento más frecuente era la incineración. Los cadáveres eran incinerados en quemaderos excavados en la roca donde se colocaba la pira. En ocasiones, estos quemaderos se utilizaban también como enterramiento, depositando las cenizas en la fosa, que se cubría con sillares, ladrillos o tégulas. Una vez cubiertos de tierra, se colocaba una estela para indicar el lugar y el nombre del difunto.
Continue reading